En esta imagen resulta terrible mirar a este hombre
a la cara, que la forma un pollo asado, su boca es la de un pez y su barbilla
la cola del mismo, sin embargo su cabeza aparece cubierta con un gorro, y su
tronco vestido y cubierto con un abrigo, pero debajo de él se ven libros y
expedientes. Puede mover a la risa, pero no una risa ligera sino más bien
inquietante, tiene que ver con lo feo, pero en su conjunto resulta grotesco.
Pero está deformidad que nos presenta el pintor entronca también con lo
absurdo, ya que une el mundo animal con los libros, pero lo hace de manera que
podemos reconocer una figura humana.
Santiago Alzarez Parra
Nicole Paola Rodriguez
Camilo Forero Rodas
11-3
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